24 de agosto 2012
Escribo ahora desde Mbour, más concretamente desde un
apartamento en Saly, la zona más turística de Senegal: un turismo de playa,
hoteles y pseudoprostitución.
Estamos en temporada baja pero las discotecas encuentras
a bellas jóvenes senegalesas con blancos de mediana edad, mayoritariamente
franceses. Según Cheikh, el 99’9% de las mujeres que vemos en esas discotecas,
restaurantes… son prostitutas.
Hemos acabado aquí porque yo quería un fin de semana
romántico y “faire la toubab” (hacer
la blanca): un poco de descanso y playa pero, francamente, aún no lo hemos
conseguido.¡La teranga u hospitalidad
senegalesa no nos da tregua!
Para venir aquí Aziz contactó con Cheikh, un amigo de la
infancia al que las cosas le han ido bien. Es contable en varios hoteles y
discotecas de la zona y vive en un apartamento modesto en Mbour con su mujer y,
pronto, con su primer hijo. Vive desconectado de Kaolack, del que reniega un
poco, y es un joven crítico, formado e inteligente. Nos ha buscado alojamiento
y nos hace de guía por la zona, un guía agotador, por cierto, al que le gusta
mucho caminar y cuyo móvil no para de sonar, de la mañana a la noche.
Los últimos días en Sibassor me fue imposible escribir,
¿por qué?, no tengo respuesta, imagino que no debería hacerlo.
Intentaré un ejercicio de memoria ahora, desde este
apartamento descuidado, con olor a mar, por el que habrán pasado cientos de
turistas europeos y que tan poco se parece a la casa de Sibassor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario